La decoración del Partenón: las metopas

Decoracion del Partenon

Una metopa es una pieza rectangular de un entablamento dórico, situada entre dos triglifos. Cada metopa está ocupada por un relieve decorativo que narra episodios históricos o mitológicos. Las metopas del Partenón, obra dirigida por el artista clásico Fidias, representaban temas tradicionales que, para el pueblo griego, funcionaban como metáfora de la victoria sobre la barbarie.

La decoración escultórica del Partenón comenzó por las metopas alrededor del año 445 a.C. Fidias sabía que se debían mostrar escenas de mitos legendarios que realzaran la virtud y el heroísmo de su pueblo, por eso para ornamentar las metopas diseños escenas temas ya instaurados en la iconografía helénica: la Gigantomaquia, la Amazonomaquia, la Centauromaquia y la Ilioupersis (caída de Troya).

A pesar del lamentable estado de conservación de la mayoría de las metopas, algunas corrieron mejor suerte y se conservan dieciocho de las treinta y dos metopas del lado sur de la Centauromaquia. Se cree que los cristianos destruyeron las de los lados este, oeste y norte pero dejaron las del sur porque los centauros encajaban en la iconografía cristiana, simbolizando las pasiones, los excesos, la fuerza bruta, incluso el pecado de adulterio, en sí representaban al hombre dividido entre el bien y el mal.

Estas metopas conservadas nos permiten adentrarnos más en la mentalidad humanista de los griegos del período clásico y en sus técnicas representativas. La Centauromaquia, que representa la lucha entre centauros y lapitas, muestra el combate legendario de un modo verosímil, basado en guerras reales donde las derrotas se alternan con los éxitos. Los griegos aceptaban la superioridad del enemigo, al menos momentánea, y admiraban su fuerza y coraje. Aunque sabían que ellos resultarían victoriosos, la lucha se mostraba difícil e incluso en algunas metopas podemos ver que los centauros parecen vencer. Mientras ningún de ellos aparece muerto, al menos uno de los lapita sí aparece abatido.

Esto se contradice por completo con las representaciones de Oriente. Por ejemplo, en Egipto jamás se habría representado a un soldado del faraón muerto, ni mucho menos al propio faraón derrotado, por más que no haya obtenido la victoria. Sin embargo, es no significa que el arte griego sea realista, de hecho, el período clásico se caracteriza por la serenidad y el ideal de las formas, donde no había lugar para deformaciones ni violencia excesiva. Podían representar la más cruel de las batallas, pero siempre de un modo estéticamente bello, para transmitir a través de las escenas una atmósfera de moralidad y de elevación del valor humano.

El arte clásico griego consiguió el equilibrio entre la naturaleza y el ideal mediante el cual alcanzaron la belleza y la nobleza en los personajes. Los centauros del Partenón, tradicionalmente representados como seres deformes y grotescos, se han humanizado y su violencia ha quedado mitigada por los velos de la belleza y la armonía clásica.

Foto vía: Wikimedia



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Categorias: Arte en Antigua Grecia, Atenas


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