Arte en la Antigua Grecia: las figuras negras
En nuestra cultura, la historia se encargó de tatuar en el inconciente colectivo la (supuesta) supremacía de occidente y la concepción de Grecia como cuna de la civilización. Los antiguos griegos desarrollaron la ciencia, el pensamiento filosófico y el arte de un modo extraordinario, creando una civilización donde la idea de “orden” regía las bases de la sociedad.
Desde sus primeros pasos, los griegos persiguieron el ideal de belleza y su manera de representar el mundo fue evolucionan junto a su sociedad. Ya antes hemos comentado que el arte de la Antigua Grecia se divide en cuatro períodos: geométrico, arcaico, clásico y helenístico. Hoy es el turno del segundo periodo, donde encontraremos artistas destacados que no temían firmar sus trabajos y hasta parodiar a sus rivales.
El denominado periodo arcaico comenzó en el siglo VII a.C., cuando la vida urbana de Atenas se concentró en el noroeste, en el barrio obrero del Cerámico, por la cantidad de fabricantes de vasijas que lo poblaban. El vino y el aceite eran la base de sus exportaciones, los cuales se colocaban en recipientes de barro cocido que a su vez sirvió como un medio de difusión del pensamiento griego. Estos recipientes se utilizaban además en la vida diaria, y quienes los decoraban no eran considerados artistas, sino simples artesanos, pero hoy nosotros los admiramos por su belleza y el carácter documental que estas imágenes poseen.
La técnica de las figuras negras relució durante el siglo VI a.C. y aquí nos topamos con el pintor de Amasis, quien se dedicó a representar -en ánforas, cráteras, copas, etc.- rituales dionisíacos con sátiros y ménades, banquetes y escenas de la vida cotidiana, como el caso de una boda. En la Antigua Grecia, el casamiento se arreglaba entre las familias (nada de enamoramiento), entre un muchacho adulto de unos treinta años y una joven de unos quince, aproximadamente. Durante el ritual del casamiento, la chica debía sacrificar sus juguetes, quemándolos ante la diosa Artemisa, pues dejaba de ser niña para convertirse en señora. El novio iba a buscarla y se la llevaba a su casa en un carruaje, y al llegar la alzaba en sus brazos, tal como se hace hoy en día. Esto tenía un motivo religioso, pues se creía que los dioses que protegían el hogar eran muy celosos de los habitantes, y en el momento en que se introducía a una nueva persona a la casa, había que acostumbrarlos de a poco, para lo cual los pasos que se escuchaban era solamente los del novio cargando a la novia despacio.
Las escenas de la vida diaria eran poco habituales, pero no por ello se representaban de modo diferentes. Aún nos encontramos con diseños planos y esquemáticos, aunque las figuras ya muestran un interés en la anatomía que con el tiempo llegará a la perfección ideal. Tantos los dioses y hérores, como cualquier otro elemento natural, aparecerán en este periodo dibujados con cierto arcaísmo, diferenciando la figura femenina de la masculina solamente con el color blanco. Veremos más ejemplos en el próximo artículo sobre las figuras negras en el arte de la Antigua Grecia.
Foto vía: metmuseum
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