Las Korai, escultura arcaica femenina
Dentro del período arcaico del arte griego (800-450 a.C.), la rigidez, la forma cúbica y el hieratismo dominaron las formas de la escultura griega. La denominada “sonrisa arcaica” nos refleja esa acallada solemnidad que con el paso de los siglos se irá suavizando hasta alcanzar el más alto nivel de dramatismo en todo el rostro. Anteriormente habíamos hablado de los kouroi, aquellas figuras de jóvenes atletas desnudos de influencias cretenses y egipcias en cuanto a la posición del cuerpo, el largo cabello trenzado y duras expresiones. Hoy es el turno de las korai (koré en singular), la contrapartida femenina.
Merece la pena aclarar que los griegos no estaban muy interesados en la figura humana femenina que digamos. A diferencia de nuestra era, el ideal de belleza absoluta era el cuerpo masculino, y éste era la morada de los conceptos de orden, armonía y perfección. La filosofía de los naturalistas jónicos regía la mentalidad de aquel entonces y no había mejor método de estudio que la observación. Los artistas presenciaban los entrenamientos de los atletas desnudos para mejorar sus representaciones plásticas, tanto escultóricas como pictóricas, y con el tiempo llegaron a crear figuras tan perfectas que era verosímiles, pero anatómicamente irreales, como por ejemplo, los famosos bronces de Riace.
Al igual que los kouros, las korai son figuras que responden a las mismas convenciones representativas del período arcaico: la forma cúbica, la rigidez, la frontalidad absoluta, el hieratismo, la sonrisa arcaica, etc. pero a diferencia de los hombres, estas están vestidas, pues la mujer en Grecia no se representará desnuda hasta mediados del periodo clásico, y cuando lo hizo, generó gran conmoción. La llamada Dama de Auxerre (o Koré de Auxerre), es una de las korai más antiguas. Está realizada en piedra, tiene un tamaño bastante pequeño a comparación de otras (unos 65 cm de altura) y refleja claramente la influencia egipcia en su tupida peluca y su mano sobre su pecho. La Hera de Samos continúa la evolución -aunque nos ha llegado más mutilada que las demás- y luego nos topamos con figuras más naturalistas que nos dejan percibir el movimiento del cuerpo, la representación de las formas bajo los vestidos y una mejor representación de los músculos.
Encontradas en tumbas y santuarios, las korai representan sacerdotisas y en ellas se pueden observar los cambios en la moda en los vestidos, los tocados y la pérdida gradual de la simetría y rigidez. Algunas incluso presentan restos de pigmentos, pues todas las esculturas griegas estaban pintadas -al igual que la arquitectua- de brillantes colores que las dotaban de mayor realismo. Sus presencias son un eslabón de la larga cadena evolutiva de la escultura griega que nos permite conocer las costumbres y el pensamiento d esta maravillosa civilización que supo hacer del arte algo inmortal.
Categorias: Arte en Antigua Grecia
Aguante «LAS BARRIENTOS»….??
jajajaja….
vamoss argentinaaa…..!!!!?? —> wee.. xqe el korasonn…??
ja! rre loka la minitaa….jajaja
viva españa
pero la hera de samos parece una columna sobre la que hay un sapo aplastado XD