Visitando Lamia y las Termópilas
Aunque el lector no sea un gran conocedor de la historia clásica, seguro que le sonará el paso de las Termópilas (en la foto). De hecho, éste era uno de los escenarios de la película «300», una particular recreación de los enfrentamientos entre Esparta y el ejército persa. Pues bien, éste rincón de la geografía griega es el destino que hoy se recorrerá, junto con la cercana e interesante población de Lamia.
En el caso de esta última, enmarcada entre dos bosques y en un valle, se trata de una de las múltiples ciudades medianas que salpican el territorio heleno. Aunque no figura entre los enclaves más visitados, Lamia cuenta con algunos reclamos, tales como el bullicioso mercado que acoge cada sábado.
Y por supuesto, tampoco hay que obviar su espectacular castillo catalán, erigido en el siglo XIV sobre el lugar donde se alzaba la antigua acrópolis. Desde él, el recién llegado podrá disfrutar de unas vistas inolvidables.
Echando mano de las crónicas históricas, Lamia es conocida sobre todo por la guerra lamíaca (323-322 a.C.), en la que Atenas intentó poner fin al dominio de los macedonios tras la muerte de Alejandro Magno. El Museo de Lamia, además de restos arqueológicos hallados en Delfos, también recupera este importante episodio.
A su vez, a escasos kilómetros al este de la ciudad, la carretera que conduce a Atenas atraviesa el paso de las Termópilas. Fue allí donde, en el año 480 a.C., 7.000 soldados liderados por Leónidas I de Esparta se enfrentaron al ejército persa, el cual, según Herodoto, sumaba la friolera de 2.641.610 hombres.
De ahí la frase más célebre de «300», pronunciada por Leónidas antes del combate: «Espartanos, esta noche cenaremos en el infierno». A pesar de resistir la ofensiva persa durante varios días, tan sólo lograron sobrevivir dos combatientes griegos. No obstante, Persia no tardaría en ser derrotada por las tropas atenienses en la batalla de Platea.
Foto vía: Txominn
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