El monasterio de Chozoviotissa, sobre el mar azul
Trescientos pasos separan al visitante desde la entrada del monasterio hasta sus impactantes muros, y toda una historia milenaria desde su creación.
La visita a este monasterio en la isla de Amorgos, perteneciente al grupo de las Cícladas, es una de las mayores atracciones turísticas. Produce asombro y admiración ante la fuerza de la fe y la voluntad que tuvieron sus fundadores.
En un paisaje tan hermoso como salvaje, prácticamente colgado de un acantilado, este monasterio se conoce hoy en día como un pequeño milagro. Fue construido en 1088 y renovado por el emperador bizantino Alexio Komnino; la construcción fue motivada por el hallazgo de un ícono de la Virgen María, que se supone que había llegado desde un lugar de Palestina llamado Koziva, cerca de Jericó. La aparición del ícono en Amorgos fue considerada un milagro y una elección de la propia Virgen María.
Este monasterio fue muchas veces renovado y pintado con blanca cal, aunque las sucesivas manos sucesivas de pintura fueron cubriendo importante información sobre su historia. Bajo la dominación veneciana, entre los siglos XIII y XVI, se hicieron muchas ampliaciones que se pueden observar en nuevas construcciones de estilo occidental. Este monasterio se caracterizó por su increíble prosperidad nunca interrumpida, lo cual le permitió mantenerse a pesar de las distintas invasiones.
La construcción es de líneas simples, que armonizan con el entorno; tiene unos 40 metros de largo, 5 de ancho y ocho pisos de altura que se comunican entre sí por estrechos pasos tallados en la roca. Los arcos fueron construidos con mármol de Milos, y muchas estructuras de madera, especialmente ciprés, sugieren la existencia de bosques en la región.
El monasterio está formado por las celdas de los monjes, almacenes, la cocina con sus hornos para la cocción de pan, bodegas para el vinos y depósitos de vasijas de aceite, pozos de cal y de agua, y el magnífico tesoro, que se abre los 21 de noviembre. Desde 1977 tres pequeñas celdas combinadas pueden ser visitadas; en ellas se exhiben algunas reliquias del monasterio y se puede tomar un refresco.
Si algo les resulta familiar, es porque aquí el gran cineasta Luc Besson filmó en 1988 la película “Le grand bleu” que narra la historia de Jacques Mayol, un buceador y eterno amante del mar. Si llegan en Pascua, podrán acompañar la procesión de la Virgen María desde el Monasterio hasta Aigialis, una caminata de seis horas de duración por las antiguas calles de la isla.
Foto: Wikimedia
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