Las aguas termales y baños de Milos
Milos es una de las islas Cícladas, pero se diferencia de la mayoría de ellas por su formación de origen volcánico, posiblemente a raíz de una gran erupción que tuvo lugar hace 90.000 años. Milos todavía es considerada un volcán potencialmente activo, y la poderosa actividad sísmica en la tierra y el mar ha creado estructuras únicas y raras formaciones, como un verdadero museo geológico a cielo abierto.
Milos nos muestra una increíble variedad de rocas volcánicas: algunas tienen tantos colores que parecen pintadas, otras perladas, algunas verdes y azules, que originaron la actividad minera y la exportación de obsidiana y vidrio volcánico negro por todo el Mediterráneo Oriental en los tiempos antiguos.
La isla tiene dos volcanes; el Firiplaka con su impresionante cráter de 1700 metros de diámetro y una altura de 220 metros, situado en el centro- sur y el Sarakiniko al norte, del que sólo se mantiene una parte. El magma lanzado a grandes alturas creó fantasmagóricas formas al tocar nuevamente el suelo, como el castillo de Domos en Plaka o el monte del Profeta Elías. Además, se ha detectado aquí uno de los campos geotérmicos más importantes del mundo, con temperaturas que alcanzan los 320°C a una profundidad de 800 metros.
Si a esto le sumamos las aguas subterráneas, el resultado es la formación de cálidas fuentes naturales de aguas muy ricas en los más diversos minerales: los baños de Milos, que pueden alcanzar temperaturas de hasta 50°C. Estos baños están muy poco difundidos entre el turismo masivo; son utilizados por los residentes y por los buscadores de formas alternativas de turismo que tienen como objetivo la atención de la salud física y mental. Sin embargo, eran muy conocidos desde la antigüedad, ya que a ellos se refirió Hipócrates en su libro “Sobre las epidemias”.
Actualmente estas fuentes se consideran adecuadas para el tratamiento de las más diversas enfermedades, pero deben tenerse en cuenta algunas recomendaciones, como por ejemplo estar atentos a las reacciones de la piel y otros síntomas, tomar los baños en ayunas, no extender demasiado tiempo la hidroterapia y cuidar la delicada capa de sales minerales que se depositan sobre la piel para extender su efecto. Se debe potenciar el efecto de la hidroterapia mediante una dieta variada y saludable, con prioridad en términos de alimentos frescos, evitando picantes, tabaco, alcohol, café, etc., y completarlo con descanso y caminatas al aire libre.
Foto: Vía Wiki Commons
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