Lipsi, una perla del Dodecaneso

Lipsi

Pequeña, tranquila y dueña de un encanto que la hace única, Lipsi es uno de esos paraísos ocultos que sólo aquellos en busca de paz podrán disfrutar. Lugar de encuentro con uno mismo y con las maravillas de la naturaleza, es recomendable para quienes desean huir del ruido de las grandes ciudades, siguiendo los sonidos del mar y, por qué no, de su corazón.

Y es que, con su inigualable belleza, sus paisajes majestuosos y su espíritu humilde y sencillo, Lipsi es una isla en verdad inspiradora. Con un tamaño que permite recorrerla de un lado al otro a pie, es un destino para la exploración y el descubrimiento.

El puerto es la zona con más movimiento de toda la isla. Pintorescas y fascinantes, sus vistas están dominadas por yates privados o alquilados que se acercan a estas tranquilas costas para disfrutar de sus tabernas y de su encanto. Como en toda isla griega, la cocina tradicional es infaltable. El pescado recién traído desde las profundidades del mar es el ingrediente protagonista de los platos que se preparan en las tabernas con vistas a la playa.

También la producción vitivinícola está presente en Lipsi. Aunque en una escala muy pequeña, dada la dimensión de la isla, es posible degustar los deliciosos vinos que se fabrican con la uva cultivada en la región.

Las playas son, desde luego, una atracción destacada. Liendou, Katsaid y Hohlakourna son las más renombradas, al igual que Platis Gialos, apreciada por sus arenas de color blanco inmaculado. Y para los que disfrutan de andar flojos de ropas, la playa nudista de Monodendri es el sitio indicado.

Los monumentos arquitectónicos son otra de las facetas que ofrece Lipsi. La Acrópolis y las ruinas del antiguo castillo son las principales visitas de la isla. No hay que perderse, además, las iglesias bizantinas como Agios Ioannis, fundada en el siglo XVI.

Foto Vía: Shore Technology



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