Kurbani, antiguo rito oriental de la abundancia
Esta costumbre ritual que todavía se celebra a mediados de enero de cada año en muchos lugares del norte de Grecia, está relacionada con las poda de las vides, un tarea agrícola que va a determinar en gran medida, la calidad y cantidad de la producción de cada planta.
Actualmente se hace en honor a San Trifón, aunque en algunos lugares se homenajea a San Atanasio, patrones de los viñateros; es una fiesta entre religiosa y popular, en esencia sigue siendo el antiguo rito que comienza con el sacrificio de un animal y termina con canto y baile en la plaza del pueblo.
El nombre proviene de la palabra turca «kurban», que significa sacrificio y el objetivo es atraer la buena voluntad de los dioses sobre la próxima cosecha de la uva. El sacerdote pronunciaba unas palabras rituales y el animal era sacrificado, luego cocinado y ofrecido a los fieles, acompañado por vino de la región y «tsipouro» mientras se interpretan la música y danza tradicionales.
Los pueblos en los que esta costumbre está más arraigada y se conserva casi como en su origen, son Nea Achialos, cerca de Salónica, el pequeño pueblo de Goumenissa en la provincia de Kilkis o las aldeas de Stenimachos y Trilofo en la prefectura de Imathia.
Según la leyenda, en la madrugada del 18 de enero, Dios envió un ciervo a los habitantes de Kryonero, una aldea al este de Tracia. El ciervo descansó y después, con la bendición del sacerdote, fue sacrificado por los «kurbanjides» y servido a todos los residentes. Al año siguiente el ciervo tardó un poco en llegar y se aceleró el sacrificio, sin dejarlo descansar; desde entonces, Dios, enojado, no envió nunca más un ciervo y se debió sacrificar una vaca o un toro. Con el correr del tiempo, ya un toro o una vaca no eran suficientes, y así comenzó la costumbre de recaudar cereales o dinero para comprar la carne que se destinaría al Kurbani.
La fiesta comienza en las vísperas, con la ceremonia de la criba del trigo, que consiste en separar el grano de la cáscara; luego el santo es llevado en procesión hasta la iglesia, mientras se pone agua a hervir en unos grandes calderos. En la madrugada del 18 de enero se bendice la carne, se corta en trozos y se coloca en las mismas ollas; cuando la carne está cocida, se coloca trigo burgol partido en ese caldo y cuando comienza a hervir nuevamente, ya está listo el Kurbani. Entonces comienzan a sonar las campanas, invitando a la gente a pasar al patio de la iglesia para compartir la comida.
Al término de la comida, los sacrificadores o kurbanjides y todos los demás bailan y van hacia la plaza, acompañados por tambores y clarinetes.
Foto: AgroTravel
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