Isla Sapientza, el paraíso perdido
Messenia es una prefectura en el Peloponeso, cerca del Monte Taigetos; está custodiada al norte por el río Neda y las montañas de Arcadia, mientras que el oeste y el sur son las costas del mar Mediterráneo, que forma al oeste el Mar Jónico, y al sur el Golfo de Messenia; incluye islas e islotes como Theganussa y Oinussai.
Precisamente nos dirigimos a este complejo de islas perteneciente al municipio de Methoni: tres pequeñas, deshabitadas y preciosas islas llamadas Sapienza, Schiza y Santa Marina. La primera de éstas es la más importante y hermosa, llena de leyendas y misterios de la naturaleza.
Entre su rica vegetación mediterránea crecen olivos de más de diez metros de altura y aquí se encuentra uno de sus monumentos naturales: un bosque que abarca 240 acres de árboles perennes de hoja ancha.
Sapienza fue una isla históricamente importante; aquí se reunían las flotas de barcos que comerciaban en Methoni y Koroni, pero eran frecuentes los naufragios tanto que se piensa en la creación de un Parque Arqueológico Submarino.
Posee una única playa de arena, una verdadera joya; se encuentra en la parte norte de la isla, frente a Methoni y se llama Ammos. Otros lugares son Fragkokklisia, en las colinas del norte donde se supone que estuvo el monasterio benedictino y Maghazakia, en el lado este, con un camino que conduce al corazón de la isla.
Las montañas forman una fortaleza natural en todo el valle protegido, donde un milagro de la naturaleza se conserva intacto: los únicos árboles de fresas del Mediterráneo, que alcanzan 10 a 12 metros de altura. Su desarrollo se debe a su aislamiento y a las condiciones climatológicas de los últimos 10.000 años; es un bosque de 24 ha declarado Monumento Natural en 1986.
Pero antes de llegar al bosque otro espectáculo nos sorprenderá: en el fondo del valle, en el centro de la isla, en vez de vegetación, hay una meseta de color naranja y verde. Se trata de una extraña formación pétrea resultante de la concentración de enormes cantidades de polen. Este valle llamado Spartolakka es una impresionante fuente de información para los científicos sobre la edad de los bosques.
En el sur una gran bahía cerrada forma el puerto natural y seguro de Porto Logo; nos orienta un impresionante faro octogonal de 18 metros de altura, construido en 1890. Setenta y cinco escalones de piedra nos llevan a la cima, desde donde se obtienen vistas espectaculares.
Queda mucho por descubrir, como los islotes Dyo Adelfia y el abismo Oinnousai, una fosa de más de cinco mil metros de profundidad en la cual se lleva cabo un experimento para descubrir el pasado del Universo, en el que participan científicos griegos y de todo el mundo.
Foto: Picasa Web
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