Vlasti, moderna y tradicional

Vlasti

Vlasti, o Blatsi Vlatsi, es una villa construida a 1240 metros de altitud entre las montañas Askio (Siniatsikou) y Mouriki. Fue una de las grandes ciudades al oeste de Macedonia, la segunda después de Salónica, baluarte del helenismo y uno de las que mejor conservan las tradiciones, usos y costumbres ancestrales.

Posiblemente Vlasti, actualmente en la prefectura de Kozani,  haya sido el refugio de cristianos y macedonios perseguidos, obligados a subir a las montañas que eran menos accesibles para los conquistadores. En el siglo XVIII la ciudad fue asolada y saqueado su floreciente centro comercial; los aterrorizados residentes huyeron buscando un nuevo hogar. Pero luego fue repoblada por un gran número de familias principalmente valacos y morlacos del Pindo generando una nueva prosperidad, que se evidencia en los edificios y casas del siglo XIX que todavía perduran en la ciudad.

Famosa por la organización del Festival de la Tierra, un evento ecológico que moviliza a jóvenes y adultos, permite también a los visitantes confraternizar con los locales y compartir su alegría y hospitalidad, Vlasti es el punto de partida para muchas excursiones, como subir al monte Mouriki o visitar las regiones vecinas. La infraestructura y rutas son muy buenas, y apoyan el desarrollo turístico del lugar por lo cual han aparecido nuevos hoteles, restaurantes y bares.

Lugares para visitar en Vlasti: la iglesia de San Nicolás, de enorme valor estético, y Agios Dimitrios con sus maravillosos frescos; conocer el Agro Centro y compartir el trabajo diario y los estudios científicos para perfeccionar la cría de ganado local; planificar una jornada de montañismo ascendiendo al monte Siniatsiko a al Mouriki, a través de más de dos kilómetros de senderos marcados; recorrer la villa y disfrutar de su particular arquitectura, resultado de la unión creativa de los elementos urbanos con la tradición macedonia; visitar el yacimiento arqueológico de la antigua Sisianoupolis.

Lo más curioso: Cada mes de agosto tiene lugar un extraño y popular rito: la danza sin música. Esta danza es iniciada por los varones y entre ellos comienzan los de mayor edad y les siguen los más jóvenes, y luego el grupo de mujeres también comenzando las mayores y siguiendo las jóvenes. Se trata de una fiesta en homenaje a la Virgen María y la danza se llama “El baile de Constantinopla”, del que participan cientos de bailarines con una coreografía única acompañando la versificación de las canciones.



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