Epidauro, el santuario y el gran teatro
En la parte oriental de la península del Peloponeso, y con acceso por carretera desde la ciudad de Corinto o la de Atenas, encontramos uno de los santuarios más relevantes de la Antigua Grecia, el dedicado a Asclepio, el dios de la Medicina, (Esculapio si hablamos de la cultura romana).
Aunque éste no es el único santuario en tierras griegas dedicado al dios que es representado con una serpiente enrollada en su bastón, el de Epidauro es el que mayor importancia tiene por ser precisamente donde cuenta la mitología que este dios fundó su escuela. Aquí se levantó un templo en su honor que tuvo su época de más grande esplendor entre el siglo VI y el IV a.C. bajo las directrices de Policleto el Joven.
El santuario de Asclepio se compone de un templo principal, otros edificios que ocupaban un segundo plano, el llamado tolo, (construido sobre el año 360 aC, que tiene forma de círculo y en cuyo punto central estaba situada una fuente cuya agua obraba milagros), estando todo ello rodeado por una muralla con dos accesos, dos puertas gigantescas, que separaban este conjunto de otros edificios cercanos.
Santuario de Asclepio
Y es lo que comenzó siendo un templo dedicado a honrar al dios de la Medicina se terminó convirtiendo en un lugar de peregrinación para enfermos que ansiaban recuperar su salud gracias al agua milagrosa. Los sacerdotes del santuario realizaban rituales con ella que alcanzaron notable fama, y poco a poco fueron levantado edificios anexos que sirvieran para atender a los que hasta ellos llegaban en busca de ayuda.
Otros lugar para visitar cerca de este santuario de Epidauro son el Teatro, surgido del talento de Policleto el Joven al igual que el santuario. Consta este Teatro de 54 gradas donde podían sentarse hasta 14000 espectadores, una orquesta de forma circular y el proscenio, (elemento del teatro situado entre la orquesta y la escena). Dotado de una capacidad acústica increíble, este es uno de los teatros griegos mejor situados y construidos.
Teatro de Epidauro
Situado en una pendiente, su creador supo aprovechar al máximo las características del terreno y desde las gradas de arriba puede oírse lo que murmuran los que se encuentran en escena. Hoy en día es uno de los mejores conservados de Grecia. De hecho, cada verano se celebra en este lugar un festival de teatro.
Los vestigios de Epidauro que hoy podemos visitar comenzaron a excavarse en el siglo XIX y el resultado ha sido no sólo encontrar el santuario y el teatro, sino también templos dedicados a Artemisa y a Afrodita. Actualmente existe también abierto al público un museo en el que puedes admirar objetos antiguos que se han encontrado durante las excavaciones.
Este yacimiento arqueológico es considerado por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad desde el año 1988.
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